jueves, 10 de agosto de 2017

Receta

Envolver un cuchillo en papel de plata y con el filo hacer nieve de aquel recuerdo olvidado. Cuando su punta azul alcance el vértice caliente de su tristeza, clavarlo en un vaso de agua para que recupere la dulzura de aquella lluvia templada bajo la que besó unos labios. Servir en plato hondo y aliméntese de su melancolía.

67 o 13

Yo intervengo en la vida y donde digo vida digo hornillo posado sobra la brasa roja idéntica al de un ala de mariposa quemándose. La flor que arde. Y también hormiguero digo y donde hubo manto de nieve luego hubo allí mantillo estiércol de todas la cosas que dejé olvidadas acumuladas y que no supe cuidar cultivar y tener para cuando no haya. O esté solo. O todos me hayan abandonado. Aquello que fuí. O sea yo un ser solitario y tú o aquellos unos limpios gusanos negros que abonan la tierra con sus defecaciones. En este atardecer del cual no tengo sospechas y disfruto confiado siendo yo uno mismo que anduvo ufano y obrero trajinando sobre el uso bordado de los trajes y sus bajos. O los bordes hilvanados de la vieja ropa de la experiencia. Aquí. Donde decir no debas. La pana caliente de los panaderos. O el pan frío de los párpados cerrados de los ahogados.