sábado, 9 de mayo de 2015

Merecido final

Ayer por la tarde, cuando los grillos cantaban
y las nubes recelaban del sol,
apareció colgado por un hilo de esperanza,
de un viejo cerezo
con más de sesenta años de cerezas
a sus espaldas
y ramas cargadas de recuerdos,
un poema.
Cuando descolgaron el cadáver
de papel blanco tamaño DIN-A4,
en uno de sus bolsillos se halló
una nota que decía:
mi existencia no tenía razón de ser,
nadie me leía.
El forense encargado del deceso comentó:
“Nunca me gustaron los poemas optimistas.”

Diario

Después de mil años intentando fotografiar a un grillo CANTANDO, (tienen un oído muy fino) ayer me disfracé de aire y con paciencia de brisa, pillé a este en la puerta de su madriguera, de culo y con los élitros en plena función. Después regué unas tomateras de kumato, mientras silbaba "Palabras para Julia" de Paco Ibañez. Por la noche cené con unos poetas.




Citas desinteresadas

Las manos de Georgia O'Keeffe , John Loengard