domingo, 26 de octubre de 2014

Edad y margaritas

Ya no tengo la edad que aparentaba,
la de un ángel con espada de fuego,
ahora tengo una edad de pañuelo negro y sobrio
para actitud noble que amenace al alba.

Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora me ha nacido una edad nueva,
de lagarto verde esmeralda al sol de mediodía,
y al sol de media noche,
y un río soleado de premuras
entre los muslos blandos.

Ya no tengo la edad que aparentaba,
ahora tengo una apariencia de canas
que son mías. De piel fina y ligera
que heredé del viento.
Ahora aparento poeta y amanezco farsa.
Aparento nostalgia y devengo en fardo.
Un peso muerto tan liviano
que floto durante el trayecto que va
del beso al seso o del sexo a la palabra.

Emerjo, voy y vengo,
vuelo, el viento acaricia mi rostro,
sudo, sudo una enorme apariencia
de felicidad y canciones silbadas.