miércoles, 27 de agosto de 2014

Torzal

Aquí hay un poema que echa pestes,
un poema que echa gases rojos
y azules
por la boca.
Es un dragón indultado
por el frío de la noche.
Abre tu mano y sujeta el mimbre
de mi cintura
contempla las veces
que el fuego se apaga,
contempla el trigo que nunca germina
y la hoz que lo madura.
Aquí hay un poema que echa
fuego por los versos,
indultados, sosegados,
y unas manos que aúnan gavillas
con los viejos torzales 
que nos ataban.

Mira la mano abierta del que te ofrece.