lunes, 24 de febrero de 2014

Camelias blancas

Apenas tenía frente
era un animal
que cenaba flores
y pensaba en árboles
que flotaban en mi sangre.

Bebía rocío.

Apenas tenía savia
comía rocas caracoles
lombrices y palomas
y me hice amigo de un cuervo
que tomaba las curvas de la vida
con bastante disciplina de ala rota.
Aprendí de su vuelo
que el hombre siempre sabe
romperse la espalda
con elegantísima soltura.

Era un animal sobrio
al que los hombres
daban caza
de vez en cuando.
Yo era
su evidente envés.
El dorso de la mano
que los ata.

Como un fácil trofeo
me colgaban bocabajo
de sus espesos cuellos
era su amuleto favorito.

Apenas tenía huesos
era blando y yesca
ardía templadamente
en los amaneceres
como arde con tristeza la gasolina
sobre camelias blancas.