jueves, 11 de diciembre de 2014

El origen de mis manos

Anoche me dormí con el sexo de mi mujer
entre las manos,
anoche recapacité del origen
antiguo y ancestral de mis dedos
mientras acariciaba el vello túrgido
de cuando mis uñas escarbaban
en la tierra para extraer insectos,
un olor a sexo atrapado
por un tiempo de semen o sementeras
de viejos arados
que abrieron surcos,
levantaron la carne más bella
de la tierra.
Hoy cuento las semillas
de una tribu atávica
que como yo,
por las noches siembra el mundo.

2 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

es un bello poema, Tomás.

ten otra buena boche,

abrazo

Tomás Rivero dijo...

Gracias, Gio. Es un poema con algunas "influencias" de ese cuadro afamado, "El origen del mundo" de Courbet.

Busco que casi todas las noches sean buenas. El origen del mundo me reconcilia con él y conmigo.

Abrazo.