miércoles, 19 de noviembre de 2014

R.L. Burnside

Ya queda poco para las doce. En un par de horas estaremos en otro día. Tan insignificante como este. Siempre queda poco para las doce. La hora de un blues que siempre está en nosotros, dentro. Este es dulce. Burnside, nació en el Mississippi. Y aparte de blues, hizo hombres y mujeres: 13 hijos, 35 nietos y 32 bisnietos. Nació el 23 de noviembre de 1926. Murió a los 78 años. Trabajó toda su vida en el campo. Mató a un hombre: hizo blues. Blues eléctrico con guitarra y slide. Aprendió música de su vecino Fred McDowell, otro bluesman. No como los poetas de hoy que aprenden poesía ellos solos, o solitos, que es peor. Y nunca matan a nadie, aunque sea con un poema. Ya no hay vergüenza ni maestros. Blues.

2 comentarios:

Amando García Nuño dijo...

Que currara en el campo o que matara a un hombre es hasta elogiable. Se le puede perdonar que hiciera blues. Que fabricara hombres y mujeres, por el contrario, es incomprensible en un tipo de esa lucidez. Quizá tenía, a pesar de todo, algo de los poetas d ahora, los que matan de aburrimiento y de vanidad.
Abrazos, siempre

Tomás Rivero dijo...

Verás Amando, cuando haces blues, todo lo que haces en la vida es blues. "Tienes los azules" siempre. No eres un "quizás", es una actitud. No hay vanidad en los tipos como él. Hizo blues porque tenía que hacer blues para vivir. ¡La vida es tan vanidosa viviendo siempre..! Incluso cuando tú te mueras, la vida será vanidosa y seguirá viviendo amaneciendo sol. Habrá luz el día que tú estarás en la más absoluta oscuridad destinada a todos los cadáveres: su vanidad insolidaria para el que la abandona.

Los poetas son vanidosos porque son una extensión de la sociedad blandita y meliflua de la que provienen. Son poquito poetas y mucho, mucho estado del bienestar burgués.

Abrazos de blues.