miércoles, 30 de julio de 2014

Armonía

Me acabo (¡al fin y al cabo!) de comprar hace cinco horas un par de armónicas.
¿Me hacían falta? No. ¿Tenía necesidad de mostrarme a mí mismo que aún puedo? Sí. ¿Me queda un blues aún por tocar? No. Pero en el intento está el éxito. ¿Acaso necesito reafirmarme o confirmarme? Sí. Repetirme en el intento. ¿Hasta cuando y para quién? Como escribir. Como follar. Y al fin y al cabo todo es músculo. Inténtelo. Inténtolo. Algunos músculos tienen sus raíces en el cerebro. En el de un blues. De un poema. De una caricia.


lunes, 28 de julio de 2014

Un errado

Permanecen los garitos abiertos.
Alguna ventana con la luz encendida
de dormitorios que inducen al insomnio.
Los pájaros más oscuros de la noche
se aferran a las gárgolas más altas.
Y un silencio de hombres desanimados
resbala sobre los adoquines de la calle
hacia sumideros que siempre se tragan
los secretos.

Hay esperanzas de encontrarse
un día de estos
y tomar unas cervezas ligeras en alcohol
y mañana veremos
si aún la carne
guarda algún reflejo de esa luz a ratos compartida
sobre la mesa de la noche anterior
donde unos amigos pensaron de ti
que eras un errado.

viernes, 25 de julio de 2014

Un país sin huellas

Ya no me queda nada.

Apenas aparcado
resumo la noche,

con los ojos cerrados
voy viendo el color negro
en el fondo lejano
de un punto de luz.

Tus ojos me hacen falta
para que dentro de mí
vean
la mirada torva
de sangres irascibles,
este andamio de huesos
que quiere dirigirse, sin prisas
a la duda.

Ya no me queda nada.
Una burla extranjera
va vistiendo esta carne
con tela de sacos,
viejas canciones viejas
y ropa de arrieros.

El jabón de nadie
lavándose conmigo
y ya es nuestra la carne
que tarda en decidirse

si detrás del poema,
aún puede haber alguien.

martes, 22 de julio de 2014

A tu impaciente corazón de amante ciega

Dame el tatuaje que como un incesto
se desangra en tu piel,
cielo y tierra entregados
a lunáticos maridajes,
el primor fililí de puntillas y blondas,
los rasos de esa niebla
que transita en tus muslos,
y con todo ello haré un adorno,
bejuquillo abalorio de cuentas nuevas
ceñido a mi cintura,
a mi vientre de agosto,
a tu impaciente corazón de amante ciega.

viernes, 18 de julio de 2014

Johnny Winter

Me quedo solo. Por ideología y por edad. Me duelen los cojones del alma. Me duele esta vida por que conocí cómo era la vida hace 50 años. Me cago en to. El tiempo que no existe nos mata. Aún me quedan unos cuantos polvos. Que se jodan los que me quieren lisiar la vida. Alguno habrá. Saco la cabeza bajo el carbón y resoplo. Estoy cabreado. Cabrones. Ha muerto Johnny Winter. Setenta tacos. Lo escuchaba en el 68 bajo el sol de aquel pedazo de Extremadura con cara de desierto y franquistas por todas partes. Lo escuchaba a pesar de los putos sabañones y un país con olor a pies que pensaba con los ídem. Estas músicas eran un soplo de libertad, casi salvaje.

Johnny Winter. Un caballero tejano, albino del blues blanco, para más redundancia, con voz dura de tejano curtido. Ya sé que a tipos como a este lo disfrutamos, antes y ahora, cuatro chalados, y parece que ya hemos disfrutado demasiado. Que les den. Y que el blues, hace 50 años, era una cosa de niños raritos como yo. Larga vida al blues. Y que no descanse en paz, que siga tocando los güevos al altísimo. Va.

martes, 15 de julio de 2014

Libertad

La espina que más duele,
la que erosiona la garganta,
te ahoga,
nubla la mirada,
te mata,
llena tus ojos de sombras,
siempre es la de ese pez
que nada libre
allá en alta mar.


miércoles, 9 de julio de 2014

Cotidianidad (Domingo por la mañana)

Ahora todo es más normal
de lo necesario.
Tú tienes un espejo para ti
y yo un armario repleto de ropas
viejas y usadas, nuevas y sin estrenar.
Vivimos rodeados de imágenes que salen de los muebles,
puertas desvencijadas,
cajones descolados,
y nos vamos transformando en lo que somos.

Sumamos contrariedades
a todo lo que ya fuimos,
y pensamos en escapar
mirando nuestras manos y nuestros pies,
tocando el suelo y las paredes
sin movernos del sitio,
sin mirar a otro lado,
y un halo de nieblas
rodea nuestros cuerpos inmóviles,
a ratos invisibles
y que el tiempo fue dejando inertes.

Ahora todo es más normal
e innecesario.

Efímero

Fue aquella manera de adaptarse a lo efímero

-relación social, cultura, amor, política,
obras hidráulicas o viajes por el cielo,
unas huertas junto al río-
lo que hoy nos ha convertido en seres eventuales.

Aquella pléyade de sedientos
que cruzaron los viejos arenales
traían una sed de olorosas maderas,
pulsos perfumados,
un bosque talado de recuerdos,
un asilvestrado can,
su frontera de orín,
y mi corbata de reo.

Demasiado tristes, o demasiados solos.
Año 2014. Repítanlo con letras:
dos mil catorce,
y piensen si les duele el número
que no asumieron o la frente
con la que no pensaron.