lunes, 12 de mayo de 2014

Cernuda

Durante una larga temporada
me hice acompañar un mes, un año o dos
por Luis Cernuda.
Salimos a caminar, que es la mejor forma
para poder empezar a compartir.
Pero él sólo encendió las calles con su paso fino,
el asfalto negro y brillante encharcado por la lluvia.
El agua cada vez más delgada y dulce,
mi mano por su hombro, caminamos largo trecho
con los ojos mojados y muy sonrientes.
Desde entonces no ha habido nadie capaz de consentirme.

Fue hace poco, muy poco, ayer, absolutamente ayer.

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