lunes, 31 de marzo de 2014

La noche oscura de su piel

Pásale la mano a la tierra
frota los dedos contra el alba
piensa en los rostros que fueron piedra
pídele a la noche un vaso de luz
bebe de las minas el mineral arcano
disfruta con los ojos
de cerezas y patios 
pon alivios de rabia
sobre los muros blancos y malvas
con altares de hierba
encuentra tu aliento de palmera.

Pásale la mano a esa muchacha
por su cintura de aceite.
Súbela contigo al alto y oscuro desván
donde dormitan todos los recuerdos
ámala junto a viejos juguetes rotos.
Dale de ti ese olor a manzanas
que acumuló tu carne durante años.
Déjale un disfraz de amor y fantasía
una fácil cicatriz que pueda borrar
con la ceniza del último beso
con los recuerdos mudos del ruidoso
júbilo de amar.
Llévate de ella la noche oscura de su piel.
Pásale la mano a la vida
que te trajo hasta aquí.

sábado, 29 de marzo de 2014

Mi hada madrina

Foto de mi hada madrina, levitando sobre el paisaje,
en una de sus numerosas apariciones.
Últimamente empeñada en que me inspire
como dios manda y haga poemas que ni dios.

De momento, y para salir del paso, me quedo
con unas palabras del poeta Francisco Bejarano
que alguien me dejó por aquí, hace unos años:

"Si estuviera en mi mano borraría mis versos
-ya ven hasta qué punto es posible cambiar
un destino por un acto de voluntad- y viviría
en un lugar apartado y hermoso, en la compañía
de lo que han escrito otros mucho mejor que yo".

martes, 25 de marzo de 2014

Pobre jíbaros sin destino

Caminantes burdos y ordinarios aguardan agazapados
la llegada de la oportunidad,
o la oscura sombra que pueda despertarles
de la siesta del sol,
para lanzarse a los caminos,
a las sinuosas veredas marginales
y lucir desgarrados sus mejores galas desgarradas.
Y desde el traje de vestir recuerdos,
recordar las palabras que la niñez grabó en sus memorias
de cuando aquellas ruedas de carro
dejaban la huella de la llanta en el polvo,
de cuando aquellos viejos molinos obsoletos
giraban harinas en las aspas
de un trigo húmedo moliendo su alma
con viento favorable.

O la rueda de agua de la noria
rodaba cangilones dentados que mejoraban
la función itinerante de la polea
en su periplo de soledad,
girando una y otra vez porque giraban
por rumbos inciertos intentando averiguar
si molían para moler equivocados destinos,
el origen alimenticio que iba haciendo
que fluyera aceite y vino,
el aullido que llevaba al pastor,
al trashumante,
hasta lejanas cordilleras
a invadir los valles
con sus manadas distintas
de sabrosa carne a cuatro patas.

Pobres jíbaros sin destino,
bajarán luego al valle para pastar rebaños,
sudando bajo nubes de tormenta
un desvarío de peregrinos en llanto y procesión,
por que trasladarse es morir bajo la lluvia
que se pregunta qué sed tendrá hoy el viernes crucial
que al lunes quite su agua, 
o abril o este año de baldíos itinerarios,
el hombre humilde y manso
allá en las futuras multitudes
fundido con el tránsito de caballos y bueyes
y cestas de mimbre colmadas de verduras,
repletas de la vieja ropa sucia
que no tapa el miedo de ser
un poco prole o tal vez proletario.

El agua del arroyo en su silencioso fluir mudo.
La sencillez de vivir diáfano.


lunes, 24 de marzo de 2014

Citas desinteresadas: Xulio López Valcárcel

Gracias por la mujer
que da forma a la belleza,
por el sexo, que une
en una sola carne
dos soledades,
y por el sueño que nos permite
el viaje a la muerte
y el regreso.

Las luces de la noche

Mi vida se acaba
tengo en el jardín un árbol
también tengo un hueso familiar
y una piedra genética
y el humo que desprendieron
todos los poemas que quemé
una noche de lobos
y de ingles encendidas.

Y dentro de mí tengo un cofre de madera
con tierra dentro
nada cabe en mí que no quepa
bajo el suelo que pisa el hombre
bajo la tierra que cubre a los hombres.

Ya nada me espera al otro lado
de las rejas
mi libertad
tiene forma de pájaro
nacido en cautividad.
A estas horas del día
se encienden las luces de la noche.

domingo, 23 de marzo de 2014

MISTERIO

No ha de tomarse esto como se toma un tren en marcha, dijo ella. Ten calma. Piensa. Bésame. Busca la luna que llevo dentro. Despacio. Pon tu mano aquí donde el lucero y los eucaliptos. Lento, lento, más lento que la brisa. Despacio amor, que yo te dejo. Yo me dejo tocar siempre por ti, pero si quieres penetrar en mis secretos, eso sí, debes tomarme como se toma un tren en marcha.

 

viernes, 21 de marzo de 2014

Tu alma de aljibe

Tus caballos se mueren por falta de viento.
-Neorrabioso-

Levanta la mano izquierda,
empuña el viejo portaminas,
pon aquí un verso como una noria
que gire en canjilones de agua y saque de ti,
como de un pozo
un cuerpo dulce y suave como una sábana
cubierta de pasado, de gloria,
de húmedas arrugas,
o de historias nuevas.

Recupera la memoria de aquellas lágrimas
que cayeron un día que nunca fue desierto,
en tu alma de aljibe,
serena
y sin los misterios geográficos
de un laberinto.

Yo galopé en caballos que rimaban con fuego,
y sus crines de agua amaron la lluvia,
como la amaban las nubes,
los peces o los helechos.

Sin espuelas ni espinas,
aquellos caballos veloces
sembraron de huracanes
cada uno de mis recuerdos.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Blues: Sonny Terry, and Brownie McGhee, "Rock Island Line"

El tren que tenía que llegar hace un par de meses con su carga de blues, llega ahora con retraso por culpa de la crisis: todo camina lento.

Pete Seeger se apunta al experimento con estos dos genios. El tren venía a paso de tortuga y se subió a él.

Fidelidad

Huyen las alondras
y el espejo se quiebra
como un René Magritte.
He abrazado a mujeres blancas
que ya estaban muertas.
No resucita el aire al ser respirado.
Mujer no mires dentro de mi ojo
no hay nadie dentro que vigile:
este amor que te tengo
es un ciego prisionero.

lunes, 17 de marzo de 2014

Sí o sí, el poeta...

A Mª José Barrios

Deja que tome agua que me empape de agua
que yo sea agua que siembre agua que mire sin ver el agua
y no un pez ni un barco ni una piedra ni el fondo del agua.
Deja que sea el desagüe por el que te desaguas.



Citas desinteresadas: Bruno Mesa

Si tú, noctámbulo, lector de poesía,
comprendieras que la noche es el gran personaje de la luz
y la poesía el gran actor de la comedia humana,
si después de estos versos la existencia perdura en su derrota,
no te preocupes, porque la esperanza es terca,
y aún nos quedan noches y versos, recuerdos y amigos
con que engañar al tiempo y sus navajas,
con que olvidar hasta el olvido.

viernes, 14 de marzo de 2014

El insólito enemigo

He mirado en muchos corazones
y hurgado en todos mis anexos,
he perdido en todas mis esperas
y otras vísceras menos nobles me han alimentado.
Su energía me daba fuerzas
para explorar largas autopistas hacia el sur.
He encontrado playas y el mar
en recónditas calas
ocultas al final de un romo acantilado.

He hallado una sensual soledad
en mi carne morena
y mi beso bronceándose
al sol de un manso tiempo.

Toda mi vida la he solucionado
con el otro, el que va conmigo
hacia ninguna y todas partes,
el contumaz mago
el plácido inquilino,
la silueta lánguida.
El insólito enemigo
que me ofrece treguas
porque sabe que me vence.

Yo, un poeta que a veces dice
y se desdice, disconforme,
con ganas de abrazarse
a un ruido que siempre me precede
y ya se hizo costumbre.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Eres hermosa y secreta y en ti nacen después

Eres hermosa y secreta y en ti nacen después. No antes ni ahoras ni siempres. Después. Un después para siempre, para antes, para ahora, para qué. Eras tú un sí de mis después. En esa postura, en ese escorzo, abriéndote en ese ten. Ese después dispuesto. Un después de eternos siempres. Un casi amé de ti antes de que una luz de después te ensombreciera, una luz de sal. Un después de la luz que supuso tu último ven. El de los dos, como si los dos estuviéramos allí, en ese después, dónde el final era próximo a un final donde finales había para después de ti, para después de mí, mi final para otros después que de ti vendrían.
Eres hermosa y distinta como un transparente después. Como ese orgulloso final que nunca acaba. Dónde tú me besabas para después, para que dentro de un siglo tal vez, para que siempre tu después me atase a ti, para que tu boca me supiera aún a luego, a ese eterno vendré como de un regreso, en un después amaneciendo en mí para que vinieras siempre. Vas llegando. Sé que si vienes, estarás en mí. Y fue después de muchos besos, que con un dedo roto y dactilar regresé a tocar con su fractura, el final de ti, el final de después. Nunca hubo una mirada tan profunda e intensa como la mía. Aunque fue desde la zarzas. O dentro o después de ellas. Y la sangre era un después para morir, pues aprendí de ti tu luego. Enredándose en mi sangre como una vena de espinas.

lunes, 10 de marzo de 2014

El tracto

El tracto, quizás el espesor de las palabras
o las lecturas,
quizás la noche que nublándose pasa desapercibida
y nadie observa que llueven gotas negras:
los años tal vez que se añaden a la vida
como una serpiente difícil y larga;
todo ello hizo posible a pesar de tantos,
que fueran diferentes los movimientos
a partir de ese día,
el balanceo de la carne,
el susurro interior.

Consultó hojas de calendario
disfrutó de la soleada mañana
y de un caliente café.
Junto a su diccionario buscó la palabra único
que le llevó a solo (él pensó que recoleto)
y conjugó hombre de escuela
con docencia
o reunión de sabios
con íntimos rincones.

Se vistió para salir a la calle con el traje de calles
y al enfundárselo dejó su anterior categoría
de agorafobias
en pandemias de plazas.
Se fue.
Tal vez se hizo.

sábado, 8 de marzo de 2014

Citas desinteresadas: Leopoldo María Panero

Deseo de ser piel roja

La llanura infinita y el cielo su reflejo.                        
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta.)

                                “Así se fundó Carnaby Street”. 1970


Dicen que Leopoldo se "miró" en un microrelato deFranz Kafka, “Deseo de ser piel roja”:


“Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo”.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Los exentos

Los exentos de ti de mí o de otros
recalan en la memoria de los pájaros
y desde sus pequeños corazones
se agitan levantando un ala de niebla
en el rudimentario rostro de la ciudad.

Soy un poeta ignorado que lo único
que quiero saber es que existo para saber
porque existir para saber me hace
inservible monótono impertinente
rudo atrabiliario sorprendido.

El día y la noche fueron reemplazados
por un silencio prolongado y líquido:
había una persistencia de agua en la sombra.
El corazón del pájaro susurro
fue sustituyendo el ruido del viento
por un golpe sordo de alas desplegadas
alejándose de los hombres para siempre.

Desde el circulo polar se elevó un cero.


lunes, 3 de marzo de 2014

La blanca cana dormida de la muerte

Ven amada, aún queda en mí,
como en un juego de niños,
si tú quieres, algo de juventud
que poder compartir contigo,
contigo siempre, porque tú,
más que las otras,
sabes sobre la carne
dónde se ubican, pulsando,
los resortes tiernos de la vida,
plenitud o fuente
este surtidor inagotable
del que bebes la blanca cana dormida
de la muerte.

sábado, 1 de marzo de 2014

Citas desinteresadas: Ana María Moix

Murió ayer Ana María Moix y ya empiezo a hartarme de este invierno asesino.

El maravilloso texto que sigue, pertenece a “No time for flowers y otras historias”, Lumen, 1971. Algunos han visto en él una relación con el poeta Leopoldo María Panero. Cuentan que el amor imposible de Panero por Ana María Moix.


When I am dead, my deasert,
Sing no sad songs for me.
CHRISTINA GEORGINA ROSSETI


Cuando yo muera amado mío no cantes para mí canciones tristes, olvida falsedades del pasado, recuerda que fueron sólo sueños que tuviste. Hubo un palacio de quimeras en mi rostro. Eso fui. Mi epitafio preferido sería que mañana, cuando la tierra cubra ese cuerpo dolorido que es el mío, tú anduvieras desangrándote por calles y plazuelas, diciendo mi nombre, no en voz baja, que se apaga tan sólo con el ruido de unos pasos, no con palabras encendidas, ya dijimos que se venden, no con ojos enrojecidos por las lágrimas, que quizás no serían para mí. Este sueño este sueño que tuviste y que fue tuyo. Mira, no vayas a la playa, mañana, a esa hora tan privilegiada, tan justamente pretendida, cuando mi sangre ya esté helada y mis uñas que comía por no verte y que sólo pintaba de vez en cuando para ti, ya no serán rosadas ni moradas negro refugio de gusanos hambrientos Si fueran, como dijiste un día para conquistarme, de seda. Pero no habrá capullos bajo tierra. ¿Por qué deshicimos el mundo soplando sobre él como antaño sobre un pastel? El tiempo nos perdió, no el que vivimos, ni el que soñamos, se nos contagió. Soplará el viento, caerá la lluvia, pesará la nieve, primero sobre la tierra, después sobre mi cuerpo. Entonces, a esa hora, cuando en ningún bar de la ciudad puedas encontrar mi mirada ¿cómo no iba a recordártelo a cada instante? Construimos un castillo en la otra orilla. Mataste un pájaro en el monte en primavera para hacer de sus plumas torreones y cortamos miles de rosas para con sus pétalos edificar la fachada principal. ¿Recuerdas? Qué problema planteaba el puente levadizo: un hada nos sopló al oído que fuera lirios Y yo, que siempre fui tan tonta, pregunté cómo asusta el silencio de mañana si no sufriría frío el duende del castillo. No pusiste cristales en las ventanas. Me enseñaste que en los castillo medievales las ventanas los cristales. Pero me los concediste y afirmaste que la fuerza de mis ojos guardaría al duende de morir a causa de los fríos invernales. Cuando yo muera, mañana, habrá cesado el miedo de pensar que ya siempre estaré sola,
entonces no vagues por las calles, no entres a tomar copas por lo bares, porque si te ves en los cristales, si te ves reflejado en cualquier parte no verás tus ojos que yo dije llenos de verbenas, no verás tu boca que besaba sin razón, tu pelo, ¿está encanecido ahora o sigue siendo de seda como cuando te disfrazabas de pastor? Verás tu rostro de cansancio y tus ojos que murieron son sólo agujeros de metal. Me miraba. Veía un palacio de quimeras en mi rostro y en mis manos qué pena que no sirvieran para nada. Era ausencia. No de ti. Ni de él. Una Mujer me dijo un día que cuando se empieza no se acaba. Qué falsa invulnerabilidad la felicidad ¿Dónde estará ahora? ¿Dónde estaré mañana? No me mandes flores a casa. No pongas rosas sobre el mármol de mi fosa. No vagues por las calles, no escribas cartas sentimentales que sólo serían para ti. Ese sueño ese sueño que tuviste, extraño paraíso de ilusiones, lo supiste, antes que nadie, cómo muere poco a poco un corazón, cómo atrae la llamada del recuerdo aunque falso cómo guía nuestros pasos. No te pierdas mañana en historias que inventamos y apuntamos sobre el viento. Qué mentira nuestra adolescencia de payasos. Vete vete allí, mañana, sin cantar canciones tristes que no serían para mí, entra y pide aquella mesa de cartón adornada con mariposas blancas. Alguien dijo que suene el acordeón y Ella Ella nos citó en París en Primavera. Mira, mañana, a esa hora, qué miedo tengo ahora, nunca quise dormir sola y de hoy en dos auroras Pero ¿qué podía hacer yo? Qué innoble el amor cuando es simplemente ausencia, dijo aquel joven atildado, ¿agradeciste tú su mirada de cristal? Vete allí mañana y recuerda mis manos de tonta enamorada No de ti. Ni de él. Tampoco Ella tan lejana. Cuatro niños alquilaron una mesa para reunir sus cuerpos muñecos de cera. Fue a la hora de las luces. Las hogueras El acordeonista enloqueció arrancó el puñal de plata de entre sus costillas y rasgó el instrumento de cartón. No surgieron notas, sólo viento y mil espejos de color. El era. El disfrazado de rufián espiándonos desde su irreductible rostro de marfil. Agitó en el aire su pañuelo de seda. Qué grotesco su intento para hacer que apareciera no una paloma una liebre o una flor sino sólo el rostro que siempre había amado. Lo contó luego, que nos vio, brindando por un futuro, mientras íntimamente seguíamos soñando en convertirnos en gnomos y en señores de mil tierras conquistadas o en vasallos de un rey enamorado de las flores. Por qué no dijiste que te ibas a la guerra. Incluso El te hubiera dado el corazón ¿Estaba el vuestro destrozado por la vida? No el mío ni por los sueños. La canción. No cantes para mí canciones tran tristes como aquélla, no me llames esta noche, no estaré. Luego la vi. El terciopelo rojo de mesas y paredes me envolvió en la creencia de que escapa todo cuanto vuela. ¿Cómo iba a contarlo aquella noche? Me lo dijo de un tirón, anda, vete, sé buena. Hablasteis de escaramuzas y de lo locas que son algunas chicas. Peter Pan encerrado bajo siete llaves. Y murió. Abandonado en un oscuro rincón del calabozo más helado. Salió en los periódicos que al día siguiente todos los niños del mundo a la edad de siete años se sentaron. Qué duro el banco de madera tras las rejas del Banco de Inglaterra. Medían, como metro cuarenta. Eran, no viejos ni muertos estaban arrugados. Alcoholizados. No es gran cosa el alcohol. Sólo que hay noches y casas y ríos y ojos que se cierran y cuerpos que se balancean y bocas que se abren titubean y se escapan vuelan las quimeras. Las noches y las calles. Mata el alcohol, lo dijo El, que lo sabía, deshace, era tan digno, tan perfecto, no bebas, decía, vete a casa, no bebas, decía, vete al campo, no bebas, decía, porque nada alegra un corazón pervertido por la melancolía. El lo dijo aquella noche. El frío cortó la copa de los árboles y el viento trató de derribar unos cuantos edificios y vi colgados por las esquinas grandes posters luminosos anunciando la noticia de lo que ya se presentía. Vete allí mañana aguardan las estanterías de licores, los mármoles de estrías dislocadas, las palabras. Hablaban y decían y olvidaban. Y El. El vivía de las noches y de las esferas que el humo de los cigarrillos dibujaba en ellas. Habló. De Aquella Chica Qué manías qué tristes pueden ser algunas vidas. Qué miedo ahora, pero mañana nada. Quisiera que cantaras canciones tan tristes como aquélla pero no llegarán hasta el fondo de la tierra quisiera que lloraras pero las lágrimas no lograrán traspasar el frío de una lápida quisiera que con un cuchillo rasgaráis en la carne, en la vuestra que ha sido amada, que inundarais las calles con sangre desesperada, pero no calará mi fosa para calentar la mía, helada. Cuando haya muerto, amado mío, quédate como estás ahora, muñeco inerte, amodorrado bajo mi sábana, no intentes poner en movimiento tus piernas sólo llenas de serrín. Querido, querido Pinocho, quédate donde estás, besaré tu nariz tan amada, compréndelo, no puedes andar por el mundo con ella, no puedes pretender ser bien acogido teniendo en cuenta que no sabes ni hablar. Juguete que nunca se olvida, vuélvete al bazar. Cristales transparentes, compañeros de otros tiempos que no contarán historias confusas como yo las mías. Ni te dirán Querido, querido Pinocho, mañana llevaría conmigo al centro del olvido tu sonrisa de loco abandonado, tu cuerpo de serrín. Vete. El, un día, ya harto, rompió el silencio de mi vida. Se lo dijo, a aquel joven ignorante de verbenas. Aquella Chica es una loca enamorada de la vida. Esa Mujer una loca enamorada de sí misma, no me esperes a la salida del teatro porque no iré. Querido, querido Pinocho, vuélvete al bazar. Vete a ver volar los aviones. Vuelan y revientan en el aire. Y el cielo tiembla. Centellea. Y es como cuando una estrella o el corazón se desintegra.

* * *