jueves, 23 de enero de 2014

Debilidad

Soy su debilidad, diijo él. Ella le miraba extrañada, así que puso un disco y dio cuerda al gramófono. ¡¡Coño, Paul Chambers !! gritó el corazón de ella. La mirada de él.

Es la hora de la siesta de los pequeños burgueses, esos seres pequeñitos que llevamos dentro. Esquizofrénicos homeópatas que dictan qué sangre nos pertenece. ¡Ah los desclasados! El Jazz, la fuerza. Venid. 1959 era la medida, un espejo donde mirarse y así poder ser lo que no deberíamos padecer hoy. O sí. La dialéctica costumbre de la historia. 

Ya ves, dijo ella, con el corazón en un puño, mientras mantenía la mirada.


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