miércoles, 31 de diciembre de 2014

Sonny Terry: Whoopin' The Blues

El blues de las doce llega cargado de aceitunas negras sin hueso y huvas con hache. Que cada cual pase de un año al otro gritando lo que sabe, lo que le dejan, lo que malamente somos: unos tipos llenos de miedos, acojonados en exceso ante la vida, más que lo que la normalidad y la rutina de la vida nos exige. Somos el tiempo que nos queda. O como el mismo poeta (Caballero Bonald) dice:

Si miras un reloj y esperas impasible
a que pase un minuto,
comprenderás al fin en qué consiste
la eternidad.
                   Detente, caminante,
                                                escucha
esos latidos perentorios, ese inconmensurable
desplazamiento de tu corazón
que deja por momentos un gran foso vacío
entre lo efímero y lo permanente.

El instante que pasa ocupa todo el tiempo.
No hay final ni principio:
sólo el todo y la nada equidistando.
-Didáctica-

sábado, 27 de diciembre de 2014

La lluvia

Una lluvia sobre otra lluvia no crea un arroyo
ni un río ni un océano
crea un espacio de silencios entre ellas dos
una lámina inocente deslizándose
sin aromas
desde el filo de un cuchillo azul
que besa lentamente la carne del agua
y la ama devorándola.
Una piedra lanzada contra la lluvia
no hace ruido:
lo que oímos es la cáscara de la palabra
el envoltorio de el viento y la letra de una melodía
que nunca tuvo garganta de pájaro.
Lo que oímos son los pasos de la lluvia
perdiéndose en la tarde blanca
a la lluvia enredada de cuerdas
ahogándose en la tarde amarilla
golpeándose contra la piedra más huérfana
y acariciada por la mano
de un ser solitario.


viernes, 26 de diciembre de 2014

Como un amén

Empiezo a asumir tu pérdida

como un asunto de poca importancia.
Como algo natural que sucede por encima
de todas las cosas culinarias, rutinarias.
Creo que te fuiste como un agua dulce
que va mezclándose lentamente con agua de mar.
Lo contemplo todo como un temblor perfecto,
mientras se disuelve la tarde en mi mirada
y el amanecer en tus ojos.
Mientras pasa la vida con un murmullo de pisadas
sobre los humildes guijarros de la vida y de la noche,
y ambos nos pertenecemos,
precisos como un reloj de arena,
solos como el sol. Como un amén.
Como esas rutas invisibles
trazadas en los cielos por las aves.


domingo, 21 de diciembre de 2014

Citas desinteresadas: Rosalía de Castro

O tempo pasóu rápido; a centela
tal vez máis lentamente o espaso inmenso

atravesa ó caer, que eles, os anos,
pra min correron en batallas rudas...
¡Mais correron por fin... i o día chega!...
Dáme os teus bicos i os teus brazos ábreme
aquí onde o río, na espesura fresca...
A ninguén digas ónde estóu...; con frores
das que eu quería a delatora mancha
crube... e que nunca co meu corpo acerten
profanas mans para levarme lex
os...
¡Quero quedar onde os meus dores foron!



Breve universo para una noche de bailes

Allá se ven iguales medusas y otras algas,
acá anémonas iguales
que espinas tristes vieron
murciélagos sordos
que nadaron en el aire.

El plancton y los recuerdos
mezclándose a la par
se recombinan
se hacen distintos,
forman nubes que a la vez son magmas
de una sombra espesa que obligada
por la luz, por la lluvia obligada,
por la voz oprimida, se hizo eco,
a solas,
a solas algo se oyó en la niebla,
la voz se hizo voz, la voz,
la inconsume, incombustible, ardiendo,
la inacabada niebla
que arremete, entra y sale de tugurios,
en un vómito de noches,
de bares y de bocas de metros.

Y monocorde y errante
el hombre,
sediento de nalgas y caimanes
se abraza a una sospecha,
besa a un jíbaro que vende iguanas,
se consuela disperso,
aplaude a una pareja de esqueletos
que bailan en la cálida noche
con brío de tristeza,
a ritmo de cajones y tantanes.

Y después nada ni nadie
va a disponer por ellos qué manteles
qué vasos, qué sillas a su mesa.
La cena, la cena,
la sirven en dos lágrimas,
en dos cuencos de risas,
la cena que con ellos cena.

Abajo
continúa la calle.
Persiste iluminada.
Bajo farolas de caimanes bailan tango
una pareja de monos amaestrados
de aquellos que Fafka previamente
informó con decencia a la academia.

Y el nombre insiste
que no quiere
dejar
de ser
eterno.

Y en el mar
se recombinan se abrazan
medusas y otras algas
y todo se hace espeso.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Mar

Como me gusta el mar
me gusta la sal
o como la sal tiene agua
bebo mar
y así en mis venas cansadas
se aglutinan los grumos
de un espeso sentido de las aguas
donde flota dentro de mi
la eternidad de las cosas que no puedo
navegar
y así fue
como un día
aparecí ahogado en una playa
junto a los restos
de un barco
que vino a rescatarme.

Yo fui un madero
mascaron de proa
en la noche marina.




martes, 16 de diciembre de 2014

La soledad de las chaquetas

A que das en la cruz, Tomás,
a que das en el quid crucificado
sobre el yunque,
como un martinete desgarrado,
los bronces de arenas calientes,
el hierro forjándose;
¿dónde estás Tomás
a qué golpe se debe,
a qué sorbo se bebe
tu poema?

A que das en el pie que sujeta al árbol,
Tomás,
y caen redondas las hojas
como de un abril que brota
de tantos otoños como te tocó vivir
lamiendo el tronco de los árboles.

A que das en la tilde y se cae la palabra
y te echan de la percha
donde tu chaqueta inerte,
donde tu tela de pan
con sus bolsillos de aire,
tu chaqueta que estuvo colgada
lacia o laxa o seriamente muda,
en silencio,
durante años prendida
esperando a ser usada,
compartida,
comprendida;
a que te quitan la chaqueta
Tomás,
tus mangas vacías
de hombre que una vez
una sola y única vez,
se perdió para siempre.

Yo era un hombre que bebía rocío
pues mi sed provenía de la piedra
y la savia dolorosa de algún árbol.


jueves, 11 de diciembre de 2014

El origen de mis manos

Anoche me dormí con el sexo de mi mujer
entre las manos,
anoche recapacité del origen
antiguo y ancestral de mis dedos
mientras acariciaba el vello túrgido
de cuando mis uñas escarbaban
en la tierra para extraer insectos,
un olor a sexo atrapado
por un tiempo de semen o sementeras
de viejos arados
que abrieron surcos,
levantaron la carne más bella
de la tierra.
Hoy cuento las semillas
de una tribu atávica
que como yo,
por las noches siembra el mundo.

martes, 9 de diciembre de 2014

Ese hombre

Ese hombre que ahora se repara ante el espejo,
al instante siguiente se resquebraja en el azogue.

Su mano, nerviosa, aparta del cristal
una húmeda y sedosa nube
que dejó una pátina de vaho
en su extrañada mirada.

Ese hombre empieza a preguntarse
quién habita en los desiertos
que de esa manera tan extraña
ha comenzado a acariciarle.

Él que era seca costra en el barro
pana rozada por un tiempo de espera.


Higo

Higo sorprendido en el instante que expele un "viento-poema",
o también de como un chemtrails aterriza (higueriza) en el alma
de un higo: nunca un higo supo despegar de su higuera nodriza.




viernes, 5 de diciembre de 2014

Frío

Pesadumbre de mí, mis brazos
torpes, de alas plegadas,
mis dedos enredados en zarzas,
huelen a luna y eucaliptus.


Pesadumbre de mí, mis brazos
torpes, de alas plegadas,
mis dedos enredados en zarzas,
huelen a luna y eucaliptus.

Repito dos veces
estos cuatro versos
para que tu lengua
desenrede este frío
que no me pertenece
y mi carne aflore en ti,
cálida,
templada,
limpia y desnuda
como una rosa de sangre
que va tejiendo zarzas
y espinos blancos en tu pelo
y en mi piel.


martes, 2 de diciembre de 2014

El sentido trágico de la vida

Leo a César Vallejo
en tarde ociosas de caramelos de menta,
y cuando todo parece estar perdido
me arranco la piel con Pablo De Rokha,
que le añade aguardiente de orujo
a la palabra lengua
y paladar a la pólvora quemada.

Y me voy salvando de la vida.

Me salva una edad provecta
de cuando el hombre conocía
la palabra generosidad,
el sudor de la  bondad
y el motivo de las cosas.

¡Ah! y si cierro los ojos,
mi compañera se acerca despacito
y me besa los párpados
a la vez que recita unos versos de Lois Pereiro:
"...e as veas convertidas
en túneles de acougo e perigo
sulagan o corpo en mil soños
cando a lene escuma da sombra
anuncia as visións
que presinto."

Y así puedo resumir mi sentido trágico de la vida.


El jabón de la noche

Buenos días Babel,
las aguas bajan mansas
en la ciudad de las lenguas,
se desnudan en sus orillas las mujeres
y lavan sus enaguas de lino
con el jabón de la noche.

Amaneces Babel,
un dátil de oro se eleva manso
y deja atrás la noche caoba del oasis.
Una palmera de plata
va hundiéndose lenta
en la arena roja y malva del desierto.

Entre nubes de ceniza
de hogueras que se apagan
hay un nuevo amanecer
donde toda palabra va olvidándose,
residuo de una lengua
que ahora aprenden los lagartos.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Másturbo

Para combatir el aburrimiento de una sociedad
en decadencia
me masturbo como si fuese un hombre importante
que trasciende la vida
la vida que me concedió el placer de poder disfrutar
de las pulsiones sistémicas de Onan
con una pulcritud de pañuelo de seda
que se hace depositario de mi semen
tras esta lenta y paciente caricia
que va dejando envuelta en hilos
pétalos de mi genética
un poco de ignorancia
mi perfil de enfermedades
el color de mi pelo y la forma extraña
que tengo de señalar con los ojos
los pájaros que huyen poco a poco de mi frío.

Hecho pulcra mortaja de relajado placer
vivo en una sociedad libre
que me permite poder contar
todos los momentos de soledad
por los que pasa mi vida
y recibir a cambio un abrumador
aplauso de envidias
por saber contarlo
sin morir en el quicio frontal
de un disparo de semen.

Abatido como un alce
pero con el falo aún vivo
bramo y recuerdo
mientras voy durmiéndome de placer
cuando era un niño con los ojos abiertos
por la sorpresa
de llevar dentro de mí a un hombre.



Inicio del poema

Escribía con lápiz de grafito
de afilada punta
aguzada al filo azul de la navaja
y borraba los errores del carbón
con miga de pan
sacada de una hogaza de hambre
algo de tristeza y hasta un poco
de nostalgia
al comprobar cada día
que no tener era una forma
incluso una fórmula
casi matemática
de estar en la vida.

Un poco más allá
comenzaron los desiertos.


martes, 25 de noviembre de 2014

Skip James Sickbed Blues

Paraíso

Si consigues que una calle solitaria húmeda y oscura
tenga el sabor
de un cuchillada en las venas,
las mismas que usas para atar la vida,
y los pocos pájaros de la noche
se bañan en alcohol y vómitos,
si consigues
que tu boca ególatra y llena de sevicia
y calamidad
sea besada,
entonces pon un blues en tu solapa alegre
como una fruta ácida recién cogida del paraíso,
ahora que adan y eva han dejado las llaves olvidadas;
si consigue todo eso
pon tu mano de escribir poemas
a macerar en una pócima de harina lejía
y vino peleón,
lee un verso lentamente
con el ojo que te queda para mirar
cómo la persona amada te abandona para siempre
incapaz de soportar
este delirio en el que te mueves
cada día
como un soltero anacoreta
tuerto y malquerido
que no supo entender la puta vida.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Navaja

Abro la navaja y avanzo.
La noche es un plato de agua limpia
y en medio de un líquido negro
dibujo con la punta del acero
una sombra que se inclina
sobre la tierra
y clava
cava con ahínco
hasta que fluye la sangre
de un barro nocturno
que amaso entre los dedos.
Escribo con ellos
sobre el agua del plato:
“No quiero estar solo”.
Y marco
una cruz sobre mi pecho de piedra
que ayer sostuvo tu cuerpo
y tu saliva.
Avanzo con una navaja entre las manos
tengo miedo de mí
todo en el aire es violento
no hay nada que me haga un héroe
nada por lo que morir
y vivo de este miedo
sosegado
como una palma roja al borde
exacto de mis arenas.
Avanzo con un plato de agua negra
y un fuego encendido entre los dedos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

R.L. Burnside

Ya queda poco para las doce. En un par de horas estaremos en otro día. Tan insignificante como este. Siempre queda poco para las doce. La hora de un blues que siempre está en nosotros, dentro. Este es dulce. Burnside, nació en el Mississippi. Y aparte de blues, hizo hombres y mujeres: 13 hijos, 35 nietos y 32 bisnietos. Nació el 23 de noviembre de 1926. Murió a los 78 años. Trabajó toda su vida en el campo. Mató a un hombre: hizo blues. Blues eléctrico con guitarra y slide. Aprendió música de su vecino Fred McDowell, otro bluesman. No como los poetas de hoy que aprenden poesía ellos solos, o solitos, que es peor. Y nunca matan a nadie, aunque sea con un poema. Ya no hay vergüenza ni maestros. Blues.

Miro mi sexo con ternura

Miro mi glande puro
-Jorge Eduardo Eielson-

Trepa
álzate
hacia adelante
sube
corretea como alce o gamo
cebra sedienta
bébeme
recorre los lirios de mi piel
déjate
chupar pámpano de ayer
los dedos
sécate
con mis cabellos de caballo
yérrame
derramado pendiente de oro
en tu oreja trinidad
sóplame
el aire de un sueño majestad
abre mis ojos
recórreme
encuentra el sexo
que sacie
la virginidad
blanca
de tus enmiendas.

Miro mi glande puro
su brillo de luna
la soledad del prepucio
sus estancias vacías.

La sed de tu lengua.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Dómine y Máscara

Con destreza inusitada

arrojó lejos de mí el doloroso cosmético,
el artístico carmín,
el perfil de lápiz
que en un largo y laborioso maquillaje
había dibujado ante el espejo,
y sobre la colcha de la cama entabló
un cuerpo a cuerpo de besos
con la otra.

Yo lo contemplaba todo
desde una lágrima enorme
de rodillas postradas,
desde la más triste desnudez
de unas frías y frágiles caderas
derramándose
a lo largo de la alfombra.

Y quise sujetarla, como se sujeta
la noche y sus embozados 
misterios.
Abrazarla, como se abrazan
las sombras que van a perderse
para siempre en la otra luz,
secuestrada en los ojos cerrados
de la vida.



jueves, 13 de noviembre de 2014

El inservible estado de lo perfecto

Teniendo en cuenta ese ruido imperceptible
que hacemos todos al soñar
comparezco ante vosotros
como una ensoñación inimitable
de un ser que se persigue
hasta las remotas zonas escarpadas
del deseo.

A cierta altura
soy tan peligrosamente
inocente
que el latido de tu corazón
inventa la realidad del abismo
al que siempre caemos
fuertemente abrazados.



martes, 11 de noviembre de 2014

Citas desinteresadas: Maruja Mallo, Miguel Hernández


















Soneto 28

La muerte, toda llena de agujeros 
y cuernos de su mismo desenlace, 
bajo una piel de toro pisa y pace 
un luminoso prado de toreros. 

Volcánicos bramidos, humos fieros 
de general amor por cuanto nace, 
a llamaradas echa mientras hace 
morir a tranquilos ganaderos. 

Ya puedes, amorosa fiera hambrienta, 
pastar mi corazón, trágica grama, 
si te gusta lo amargo de su asunto. 

Un amor hacia todo me atormenta 
como a ti, y hacia todo se derrama 
mi corazón vestido de difunto. 

domingo, 9 de noviembre de 2014

Campo de Agramante

Este es mi campo de Agramante
mi parcela donde pasta un cerdo
una vaca dos ovejas negras
este mi campo de margaritas blancas
mi campo de lana fría
esta es mi vida abalducada
con cintas de balduque y esparto de cadáver
hule a sombra mi vida
a legajo con huellas ácidas.
No más allá de la tormenta
que sostiene el bosque
se desplaza lento como una nieve azul
un extraño silencio.
Después de la discordia
se levanta un templo con dioses
que bebieron sangre de un cerdo
una vaca dos ovejas negras
algunos hombres vienen a orar
después de orinar en sus muros.
Hoy el sol está dispuesto
sobre una línea blanca de nubes inventadas
a fortificarse más allá de mi alma
y esta profunda trinchera
en la que me resguardo
como un hombre diminuto
al que abrasó la noche.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Un blues: George Moustaki




El extranjero

Es con mi facha de extranjero,
judío errante y pastor griego
con mis cabellos al azar,
y con mis ojos medio abiertos
que hablan de mares y desiertos
y que te invitan a soñar.

Es con mis manos de farsante,
de embaucador y de feriante
que en los jardines va a robar
y con mi boca que ha bebido
y que ha besado y que ha mordido
sin apagar su sed jamás.

Es con mi facha de extranjero,
judío errante y pastor griego,
de vagabundo y de ladrón
y con mi piel que se ha quemado
bajo este sol y se ha entregado
a los mil juegos del amor.

Y con mi pecho que ha sentido
del corazón cada latido
y lo ha sabido hacer callar,
con mi alma enferma que no espera
ni un purgatorio que la quiera
para poderla así curar.

Es con mi facha de extranjero,
judío errante y pastor griego,
con mis cabellos al azar,
que vengo a ti, mi dulce amiga,
gran manantial en mi fatiga
tus veinte años a buscar.

Y yo seré, si lo deseas,
príncipe azul con tus ideas,
igual que tú puedo soñar
y detener cada momento,
parar el sol, parar el viento,
vivir aquí la eternidad.

Así contigo he de lograr
vivir aquí la eternidad,
igual que tú yo sé soñar.

Cuando yo era griego

Cuando yo era griego tenía una espalda
de cestos cargados de manzanas,
llevaba una espada de lirio templado
a la cintura del día que nunca era mio,
y una mirada de zorro
teñida de amaneceres;

cuando yo era griego
apenas quedaban hombres en la tierra,
tan solo columnas de alabastro,
cimientos de templos pasados a cuchillo,
y arenas y cenizas, rescoldos aventados,
y una llama permanente en los ojos
que todo lo miraban
con asombro, con ira, con ternura.

Tenia yo piernas de acero y rumor,
y brazos que sujetaban el cielo
cuando llegaban las tormentas
de dioses soberbios y excitados.

Cuando yo era griego
siempre había bosques petrificados
parados en el paisaje
como hombres que no supieron huir del pánico,
ríos,
sólo piedras,

y una honda

que buscaba la paciencia eterna
del nuevo día,
y con ella apedreaba al sol
por miedo,
a la luna por piedad,
y una vergüenza
que me nacía de la duda
de ser hombre.

Cuando yo era griego,
parecía un poeta que medía
las distancias
entre el suelo y mi pecho,
las rojas amapolas
y el poema,
que volaba junto a pájaros
diminutos y bellos,
huyendo permanentes
de jaulas encendidas
como el fuego de mil guerras;

aquellas ciudades que ardían

cuando yo era griego
pobre y solo
como un pez en el río
en el que nadie quería bañarse,
o beber de sus aguas.