sábado, 16 de marzo de 2013

Palabras encontradas en un altar, dentro de un cáliz de oro abandonado

Nunca supe quienes eran los otros.
Aquellos que miraban sin ver.
Aquellos a los que pretendí escuchar
y eran distancia...otra pérdida.
Los últimos salvajes se disponen a morir
corren alocados sobre praderas de crisantemos.
El crepúsculo prepara su aceite templada
y mortecina: su luz de cenizas.
Todo se recicla: un verso un nombre un recuerdo.
Me gusta follar con ella.
Comulgo con su carne.
La cuaresma arde en mi boca.