martes, 29 de enero de 2013

Una pasión incontenible

Que cómo me siento? A veces me siento de pie. A veces camino sentado. Y una vez caminé sin moverme del sitio. A veces me tumbo de cuestas. A veces me cuesta sentarme. A veces bajo boca arriba y siempre me pienso asustado. Y una vez puse un pie en los viejos andamios de la vida y sentí ganas de pensar. Otra vez fui levantado del barro y baje cuesta arriba. Ya no tengo espalda, ni huesos maltratados. Ni un hueso blando, ni un pan duro. No sufro del traje y mis camisas caminan solas. A tientas. Algunas noches les abro la puerta y vienen a vivir conmigo. Soy una percha de carne insoportable que las aprecia. Su olor de sudores lejanos acelera mi paladar, reconforta mi memoria de cuando era un indio con pradera en la cintura. Todo es alacena, y aún me nombran los estantes vacíos. Nunca entendí por qué vivo archivado. Más amo las estanterías que esconden la sangre blanca de un poema. ¿Que cómo me siento? A veces me siento a pensar que como, que hablo y acaricio el brazo del hombre que me ama y mastico un pasado de relojes apretados en los puños iracundos de la noche, cuando la mano lenta de ella viene a nombrarme con su dedo de hembra atribulada. Todo se apacigua y el mar se mira en mis pupilas. Hay peces de fuego en todas las miradas. Una pasión incontenible.

lunes, 28 de enero de 2013

El soplo de un dios

No pude acariciarte,
mas ahora que tú me lo pides
¿cuántas caricias son precisas para que aparezcas
desnuda, blanda de carne y sangre,
temblando entre mis manos
para que yo forme con todo ello
un cuerpo mortal que me aconseje
las formas del barro,
las órdenes de un dios que con su soplo
levante un polvo de vientos veniales
y en ti se den las manos un abrazo
de tiernas palabras cálidas y hermosas?

Tócame aquí
ahora cuando la ausencia ve
lo que nunca vio nadie.

jueves, 24 de enero de 2013

Pedestal al poeta desconocido


Al poeta. Si hay que levantar un pedestal, este se merece soportar una estatua al poeta desconocido. La estatua, siguiendo los consejos de mi amigo, el poeta Manuel Pacheco (Manolo ahora reside en el Olimpo más residencial) y con algunas variantes introducidas por mí, sería de hierro fundido -de una colada de vigas ferruginosas encontradas en un estercolero-, de tamaño natural, con cara de poeta o de patata, que diría Miguel Hernández, esa cara de poeta que jamás recibió un premio literario, por estar controlados estos por las mafias de las editoriales al servicio de los jurados, y estos al servicio de los ayuntamientos u otros estamentos de la "cultura" de este país de cansados, que se gastan el dinero público dándoselo al gremio de poetas que están en nómina. O de su parte, que es casi lo mismo.

Nuestra estatua, llevaría la cabeza despejada, cabellos alborotados, una camisa de seda blanca abierta, con el pecho al descubierto, pantalones de pana negra, descalzo y con un farol encendido en la mano izquierda. La estatua además alumbraría en las noches de luna llena, que es cuando menos se necesita la luz de un farol. Y en la mano derecha dos libros de poemas: "Trilce", de César Vallejo y "Melos Melancolía" de Carlos Edmundo de Ory, por ejemplo.

Se procuraría que el pedestal con poeta estuviera en un sitio de paso, sin ir más lejos cerca de una boca de Metro. Llamaría la atención de los usuarios, que se pondrían a leer poesía como locos, para que a ellos que tienen oficios más nobles que el de poeta, también les levantaran un pedestal con estatua. Por la envidia a la poesía, que dicho de paso también hay mucha entre los poetas. De esas lecturas, -digo yo- los viandantes entenderían que dentro de la luz que irradia un poema, hay un hilo de oro que siguiéndolo se da con la entrada al laberinto, y que una vez dentro ya nadie está perdido, al revés, ese laberinto es el punto de encuentro, ya que no tiene salida. De ahí, a la revolución de las almas, hay un paso. Y todo resuelto. Un pedestal, un poeta. O un laberinto.



Citas desinteresadas

Sucesión de sonidos elocuentes movidos a resplandor, poema
es esto
y esto
y esto
Y esto que llega a mí en calidad de inocencia hoy,
que existe
porque existo
y porque el mundo existe
y porque los tres podemos dejar correctamente de existir.
-Juan Larrea-

martes, 22 de enero de 2013

Un golpe limpio y transparente

Aquellas carreteras frías del mes de diciembre
aquella lluvia que nunca logramos cruzar
aquellos sueños rompiéndose lentos
como una gota de agua
resbalando en el cristal
aquellas palabras
tantas palabras tuyas y mías
agitándose hoy como una cometa
contra el azul
contra la luz.

Suena "Luz" de Santi Vega
viene una paloma a posarse en mi terraza
y sobre los tejados el sol también es azul
hoy las calles están desiertas y frías.
Hay un cuchillo como una sombra negra
sobre el jazmín tan blanco.
Un ruido de cristales rotos
y una lágrima
caen con un golpe limpio y transparente
como de agua atravesada
dentro de mi alma
y sobre las baldosas de la plaza desierta.

Aquella lluvia del mes de diciembre
como un pájaro temblando
junto a la ventana
mirando asustado al mar.

Un grito.
El miedo.
El final.


sábado, 19 de enero de 2013

Estoy barro: Un blues

Sam Lightin' Hopkins - Cotton -

Llevo 40 años escuchando un par de vinilos de este hombre tejano.
Los vinilos aguantan. El murió el 30 de enero del 82. Salud y algodón.

viernes, 18 de enero de 2013

Gallaecia (Bosque sagrado)

En un país donde sobran árboles
me arrancaré las suelas de los zapatos
para echar raíces,
beberé agua de lluvia,
pasaré desapercibido en el paisaje.

Y aguardaré paciente
al leñador pacífico
que le dé uso a mi vida.


martes, 15 de enero de 2013

Pangea (fragmento)

Y es perseguido el hombre por el hombre
por seres de su especie
por congéneres con los que no congenia.
Y acosado el hombre virgen
sufre la afrenta
acusa el golpe dado en el lóbulo
superior izquierdo de su hígado
y va esgrimiendo paciencia
sobre todo a partir de algunos coágulos
escupidos con asco y con amor.
Habita en zonas cada vez más inhóspitas
se va curtiendo y dando lustre
a base de cremas
o potingues ciertamente cicatrizantes
(para las heridas del alma inventa
la oración)
se pone moreno o bronce
y finge que ama y que le aman.
Procrea. Se limita o se controla.
Va pudiéndose.
Atado o maniatado según las clases
genera reinos nuevos
pone estigmas y banderas
va asentándose en metros cuadrados
de soberbia.
Hace historia.
Se trasciende. Va buscándose.
Y se encuentra y se descubre
va perdiéndose.
Se hace responsable o genio
inventa cosas genuinas:
un trono un país una quimera
un sueño una aventura
los últimos avances tecnológicos.
Un estado una orden un mes de vacaciones
locomotoras
cohetes a la luna u otros lugares
de ensueño
inventa cosas que no usa. Se proyecta.
.........................................................

Ahora anda
va abriéndose paso
abre claros
deja el bosque la selva sin maderas o flores
dispersa el follaje
encontrándose tocándose
se mira en el otro
observa que el hombre
también es vegetación
y practica en la carne el desbroce
su desbroce
e igual da cizallas o palabras
o palabras como cizallas
tijeras o leyes o normas
mutila o moral la cultura
anda
van abriéndose en el hombre
claros
ausencias.
















Es una práctica del hombre adelantarse
o salvarse
eludir obstáculos
superando dificultades adversas
y cuando fragua la argamasa
de sus brutales líquidos
el grueso de sus palabras
inicia la delgadez tétrica
de las esculturas
esculpiendo un sueño o un espejo
donde verse reflejado
y se ve como simio adelantando a otros
salvando controversias o porfías
superando dificultades adversas.

¿Qué me está pasando
yo que fui regla y medida
de este inmenso planeta de agua?

El blues jondo

Las doce y treinta. Otro blues.
Hace muchos años me quise educar en los cantes del pueblo y me sirvió de ayuda un programa de radio que tenía un espacio dedicado al blues y al cante jondo. Se llamaba "Cantos del Pueblo". Esto no es un blues. Manitas de Plata. Por el Camino de Ronda. Y el tipo era del sur de Francia. Hace muchos años. Su velocidad de manos me recuerda la de Hendrix. Decían los viejos del lugar que el francés no respetaba el compás. Ni yo el blues.

sábado, 12 de enero de 2013

¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!

Pero para luchar contra el gobierno de las cosas
este ser hizo pesas
se puso fuerte
y en adelante le llamaremos Goliat.
Por diversas rarezas
que a la sazón le fueron dados como objetivos
fáciles:
talleres de literatura, alguna autoedición,
o alguna performance, una plaquette,
creyó que podría ser poeta.
Y se puso a ello con la ilusión de un viejo vate
de aquellos que en un romántico tiempo pasado
llevaban armas o revólveres en la cintura
en el sobaco, junto al bolsillo del bolígrafo,
llamado por algunos bolsillo intelectual
por la cantidad de tinta que soportaban
estas faltriqueras sobradas de balas
que sabían defender un poema a punta de pistola.
Mas se equivocó. No era eso.

Sus primeros versos escritos en una noche vulgar
donde no colaboraron las musas,
ni había estrellas ni melancolía
ni cielo encapotado que prometía lluvia,
decían así:
                 “amanamano cristal tal vez
de murano,
tal vez distintos días
para los estragos o los estrados,
qué fácil resulta esto
de escribir, a pesar de los pesares,
a pesar de aquellos imbéciles sacerdotes
que relacionaban honradez con ignorancia,
predicaban,
tal vez pensando con el cerebro de reptil
-que aún todos portamos cerca de la nuca-
que en la sabiduría todo es malicia”.

Y cuando quiso poner punto y final a todo este
panorama lírico-mordaz, fue tarde:
resulta que triunfó, publicó, se afamó,
fue feliz, le dio un infarto.

Cacho cabrón dijeron los amigos
cacho mamón exclamó la editorial.
Y unos energúmenos frailecillos con alas de ángel negro
le llevaron en volandas hasta unas huertas cercanas
donde amigos verdes de ecología poética
depositaron sus cenizas
para que se alimentaran de él
las higueras los cerezos y un solitario nogal,
a la vez que gritaron tres veces:
¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!

jueves, 10 de enero de 2013

Seres solitarios

Aunque me salgan manchas
y a tornillo ventral
desaparezcan las roscas geniales
de mis venas,
enredaderas azules de mi alma.
Aunque me digan que el 13
va camino de ser cierto
y en mis dientes tenga la rabia de anteayer
como un broche de cristales
prendido de la lengua,
porque lo sé o lo aprendí,
que ayer puse mi reloj en su vertiente
atlántica,
que es decir lo mismo que suplir las horas
por el ruido exacto de las mareas,
o la cálida lumbre
de los que necesitan
una mano de fuego
que acaricie su sangre,
lejos del tiempo burdo
que marcan los fáciles calendarios.

O que el frío que nos disparan
esos francotiradores desde
sus torres de marfil
no va a helar el corazón
de los seres solitarios,
o como sé que los seres solitarios
van y vienen eternos,
abrigados por el sol que les acompaña
desde la noche de los tiempos.

martes, 8 de enero de 2013

Resistentes

La clase obrera española, y parte del extranjero, busca líderes que la salven de su dolor de parias. De su condición de clase obrera. Eso sí, se les ha ocurrido ahora, ahora que el rico cierra el grifo. Hasta hace poco, estar a las órdenes de los ricos daba gusto, usando de intermediarios a los sindicatos, que adornaban la tarta.
Así que mientras eso sucede y encontramos a un mesías, de no sé qué tierra prometida, que nos saque del atolladero de las alternativas a esta democracia burguesa, coincido con el amigo J. Arbenz (aquí) que publica en su blog una carta de Forges. (Más tarde se descubre que era del periodista del Mundo David Jiménez). Por mi parte, iniciado en esa misma búsqueda (los paraísos interiores), subo esta columna de Vicent del pasado domingo, en el diario "El País". Y todo queda en el país. Y en mi patria. Y solos. Sin líderes, sin soluciones, e impotentes. Como está mandado.

P.D.
Independientemente de lo que digan Forges, o David Jiménez o Vicent, en sus magníficos artículos, nosotros sabemos lo que tenemos que hacer. Pero nos faltan cojones. Es decir nos parecemos tanto a lo que criticamos que el gemelo nos contradice. Ja.

Resistentes

MANUEL VICENT

6 ENE 2013

Ser un resistente, he aquí la última forma romántica de vivir. Año 1942. Estación de ferrocarril en un pueblo de Francia, un individuo en un paso a nivel está apoyado en una bicicleta con un cigarrillo en los labios, pasa el tren con un silbido desolado, el individuo realiza con el brazo una contraseña y poco después en un puente cercano suena la explosión. El convoy ha saltado por los aires. Llevaba armas para el ejército nazi. El individuo monta en la bicicleta y se aleja canturreando la canción de los partisanos Oh, bella, ciao. Misión cumplida. La Resistencia Francesa estaba envuelta en un aura muy literaria. Había una guerra. Había un invasor. Eran tipos duros que se jugaban el pellejo. La literatura con que fueron adornados por la historia se ha extinguido, pero en cualquier tiempo, en cualquier lugar, los resistentes permanecen siempre con la misma actitud heroica frente a cualquier otra invasión que trate de doblegarlos. Aunque nadie los conozca por sus nombres, hay que considerarlos como los nuevos partisanos imbatibles. El invasor está ahora en todas partes; el convoy que lleva armas al enemigo pasa todos los días por delante de nuestra puerta bajo diversas formas: se trata, tal vez, de la crispación agresiva de la derecha cerril o de la izquierda corrupta y sin ideales, del fanatismo religioso que se ha apoderado de la calle, de los vestigios de la caverna y de la España negra, de la basura que emite la televisión, del cacareo gallináceo de algunas tertulias, de los rebuznos digitales que asolan el espacio. En el fondo es un solo enemigo que ataca desde flancos distintos, el mismo que, a veces, se alía con alguna caída personal, con la angustia de vivir sin aceptarse. Existen tipos admirables que no están dispuestos a claudicar frente a la adversidad. Ningún político conseguirá que se traguen una rueda de molino, ningún obispo les obligará a arrodillarse, ningún vendedor de peines intelectual les hará perder el tiempo y si la vida se les tuerce con una mala racha, con la crisis, la depresión y el paro, tratarán de soportar la dificultad sin romperse nunca por dentro. Son los últimos románticos de la resistencia que, desde la clandestinidad, se enfrentan cada día a la miseria moral que intenta anularlos. Oh, bella, ciao.

lunes, 7 de enero de 2013

Verso a verso

La pared y mi perfil se descomponen,
mis versos me traicionan
y he soñado un poema que al abrirlo
verso a verso
no había nada dentro.
Ni sillas ni una mesa
ni nadie que quisiera
sentarse un rato a hablar con él,
o conmigo o con nosotros
o con alguien que pareciera
un usted con pie de ausente.

No había nada primordial o sustantivo
tan sólo un grito espeso deslizándose
hacia fisuras de papel gris
hechas en la ingle letra a letra
desde un fuego sin cenizas
que pudiera decirnos de qué pasado
vinieron tallándose estos versos.

Siento vergüenza
de poemas como este
que no dejan a nadie
quedarse a vivir dentro.

Crepusculares (texturas)


domingo, 6 de enero de 2013

Un tiempo de penumbras

Levántate hombre
ahora que llueve mañana
y el día llega tarde,
levántate ahora que anochece como pronto
y tu nombre no sale en los periódicos
ni eres algo favorable
como para que te citen en las páginas
blancas de las esquinas.
Mira los ojos de nadie
rebusca por dentro de los pájaros
y si quedan nidos abandonados en los árboles
lánzate desde las alturas.

Camina sombra
hombre solo
un tiempo de penumbras
y todo será aire.

viernes, 4 de enero de 2013

Citas desinteresadas

Acabo de pasar dos horas echado en el sofá,
                                                          pensando casi exclusivamente en ti.
- Franz Kafka -

martes, 1 de enero de 2013

A veces pienso en la libertad

A veces pienso en la libertad.
Si no será que la libertad,
a parte de hacerte libre,
te libera de la libertad de los otros.
A veces pienso si en la libertad tuya
o mía
no hay despreocupación.
Si no será que la libertad tuya
me hace menos libre a mí.
Si no será que somos libres siempre
gracias a la poca libertad
que el otro manifiesta.
Si no seremos libres gracias
a las renuncias del otro.
A la poca libertad que el otro quiere para si,
que el otro exige para sí.
A veces pienso si no será
que eres libre gracias a mi renuncia a serlo.
Si no será que no quiero ser libre
a costa de tu libertad.
A veces pienso que no quiero ser libre
y eso me hace pensar en tu libertad
y la veo sosteniendo entre sus brazos
un grito distinto al del prisionero,
pero con la exigencia del que no se siente libre.
Esa permanente exigencia.
Esa libertad que siempre tiene el otro.
Decir, pensar si acaso uno puede ser libre,
pensar, si el otro sabe que lo es.
Si su libertad le pertenece.
Y si así fuera
¿por qué su libertad no es nuestra?
Y si así fuera
¿dónde nuestra propia libertad?

A veces pienso que si tú me quisieras.
Si tú. Si tu libertad.

Y si debo resumir el miedo
a la libertad
a veces pienso
que parezco un trámite doméstico.
Un asunto de andar por casa.
Una cosa añadiendo pena a los muebles.