y hurgado en todos mis anexos,
he perdido en todas mis esperas
y otras vísceras menos nobles me han
alimentado.
Su energía me daba fuerzas
para explorar largas autopistas hacia el sur.
He encontrado playas y el mar
en recónditas calas
ocultas al final de un romo acantilado.
He hallado una sensual soledad
en mi carne morena
y mi beso bronceándose
al sol de un manso tiempo.
Toda mi vida la he solucionado
con el otro, el que va conmigo
hacia ninguna y todas partes,
el contumaz mago
el plácido inquilino,
la silueta lánguida.
El insólito enemigo
que me ofrece treguas
si dice que me vence.
Yo, un poeta que a veces dice
y se desdice, disconforme
con ganas de abrazarse
a un ruido que siempre me precede
y ya se hizo costumbre.