viernes, 10 de agosto de 2012

Souad Massi

Souad Massi, argelina. Blues y arena. Y con este calor
de 50 grados me acordé del desierto. Y de estos sonidos
del Magred, en bereber, lugar por donde se pone el sol.

Prefiero Pepa a la revolución

Una frase escrita en la pared,
por ejemplo: “No pienses que te olvido”.
Un charco de agua sobre la acera,
tal vez derramada por una nube triste.
Una huella en el cristal de la ventana
olvidada por una fugaz despedida.
Un zapato perdido durante la huida:
sus cordones desatados de dudas.
Motivos suficientes o tal vez necesarios
para salir tras la noche y perderse en ella,
o para creer que el autor de estos versos
fue un tipo sensible que desnudó preguntas.

Bastarda noche la noche propicia,
esa en la que se toman trágicas decisiones
que atañen al hombre, sus asuntos,
resueltos siempre de noche, su viva complicidad
de confidente amparándose en las sombras,
embozado lunático de mirada torva
que hace del soslayo profesión.

Pero fue en el envés de la hoja,
en el revés,
fue en el revés donde aprendí
que me lo jugaba todo a una sola carta.
Y en esa mano fácil, yo iba de farol.

Afuera, en la calle de esquinas rotas,
en las sombras de la noche,
amparado en la soledad o la ruina
de una ciudad que duerme o se conforma,
amigo Batania,
yo también prefiero Pepa a la revolución.