Me moriré en Paris con cielo encapotado y una ligera bruma.
Vallejo, cholo desesperado, se quedó con toda la tormenta.
Me moriré. Aunque sepa una palabra extraída de un tintero
a costa de una mancha parecida a algún poema.
Me moriré en París en un luego de lástimas
o caeré desde una sola y absoluta piedra,
una roca tan alta como un rascacielos
una roca tan alta como un rascacielos
levantando la mano con un dedo manco
para soportar la nieve de un brasero
que heredé de aquella otra memoria
que tuve en la niñez.
que heredé de aquella otra memoria
que tuve en la niñez.
Me moriré de nuevo aunque vengan a darme
con la calma amarilla de palmeras errantes,
con sauces de lluvia
o escaparates de neón y brillantina.
En estos paseos de urbe insuficiente
a veces visto de héroe
En estos paseos de urbe insuficiente
a veces visto de héroe
para empequeñecerme de patrias,
de pecho armado, de nostalgia,
de esfuerzos, de estrellas,
de una debilidad de armarios empotrados.
de esfuerzos, de estrellas,
de una debilidad de armarios empotrados.
Un trofeo absurdo prende mis molares
recorre cremalleras hambrientas
y estoy pensando en irme algo más lejos