1
Aún te miro. Anoche me quedé un largo rato mirándote
mientras dormías.
¿Era ternura porque aún te quiero?
Pasan las noches demasiado rápidas,
los días no pasan.
Fui a la cocina y me puse una copa.
Y ya no quise mirarte más.
La ternura con el alcohol se fue calmando.
Una soleada tersura fue creciendo por dentro.
2
¿Qué hace un hombre con el corazón roto?
¿Pegarlo? ¿Conseguir uno nuevo?
¿Llorar angustiado? ¿Pedir socorro?
Limpiar la sangre con higiénico esmero,
hacer coincidir los grumosos coágulos
con copos de nieve reumáticos y serios.
Y tener un caballo siempre dispuesto
para la pradera que puso Kafka.
Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
sábado, 21 de abril de 2012
Escribano
Y yo que soy vano y ordinario
vengo de una hoja caída de un árbol
un otoño cualquiera encerrado en el
bosque.
Una hoja que voló arrastrada por
frías ráfagas inútiles,
llevada por hombros y cinturas de
afanados transeúntes.
Sopla el viento,
un corazón de vendaval a mí me
dicta,
y más tarde vendrá otra mañana
soleada
y todo será como un número de magia
que pasará imperceptible sin que
nadie se dé cuenta.
Y yo que vengo de una hoja caída un otoño cualquiera,
te pregunto:
escribano dime ¿qué vas a decir de
mí
cuando mis ojos no te lean?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)