jueves, 13 de diciembre de 2012

Esa audacia feliz de la inocencia

Anoche follaste con solo medio hombre
un tramo de mi incapaz
quedó sin ser recorrido.
Te faltó esa audacia feliz
de la inocencia para saber
si dentro de mí otro habría
digno de cubrir tu carne,
tu mirada o tus recuerdos,
en ese instante en el que yo
tan sólo era un brazo partido
por la distancia
por los golpes
por la humedad
y el frío.

Aún te necesito
para saber si soy
un hombre solitario.


6 comentarios:

Shandy dijo...

Ser capaz de descubrir a ese "otro digno de cubrir tu carne" es entrar en la comunión con el otro, la metafísica del eros. Esa "metafísica" que ilustra tan bien el personaje de "El lado oscuro del corazón" en esa busqueda de "la mujer -o el hombre- que vuela", para poder volar con ella/él. Pocos lo consiguen, pero sólo la búsqueda ya merece la pena.

Hay belleza y ternura en este poema. Los tres últimos versos transmiten un desvalimiento que encoge el alma.

Dino Valls siempre tan perturbador. Y siempre recordándome al poeta Gottfried Ben.

Besos

Lucia.C dijo...

Pero que grande eres. Ya con la primera frase me has matado.

En todo lo frágil y maltratado se encuentra la autentica pureza.

Tomás Rivero dijo...

En este poema, sí, alguien debería apretar el botón y que el lado de mi cama se abriera dejándome caer al vacío. A mi soledad de hombre. O ante ese peligro del abismo, no caer nunca, metafísica del vuelo, volar. Volar, subir.

Dino Valls, o tal vez estos versos de Gottfried Ben:

El hombre:
En esta hilera hay vientres descompuestos
y en esta otra hay pechos descompuestos.
Cama apesta junto a cama. Las enfermeras se turnan cada hora.

Ven, levanta esta cobija.
Mira este grumo de grasa y humores podridos;
esto alguna vez fue importante para este hombre
y fue también delirio y patria.

Ven, mira esta cicatriz en el pecho.
¿Notas el rosario de blandos nudos?
Toca sin temor. La carne es blanda y no duele.

http://youtu.be/dhhbHvDNB30

Un beso, Shandy.

Tomás Rivero dijo...

No quiero que te mueras, Lucía. Esa es tu grandeza: vivir.

La pureza no tiene por qué ser maltratada para ser reconocida su autenticidad.

María Socorro Luis dijo...


Me gusta sobre todo el final.

Y sí, como dice Shandy, difícil lograr compartir totalmente esa metafísica del amor de poder volar juntos.

Besos siempre.

Tomás Rivero dijo...

Sí, difícil. Aunque no imposible. El amor no pesa. La liviandad. Y cuando se vuela se baila con el corazón en la mano.

Besos siempre, Soco.