lunes, 8 de octubre de 2012

JANIS JOPLIN. Esto es horrible. Parece que fue ayer y ya han pasado 42 años. Cuarenta y dos años, el pasado día 4 de octubre


Yo también necesito una mano que llevarme al rostro.
Un guante para el tacto que soliviante
el poro del por qué
del que se alimenta el resto de mi carne,
esa pregunta que anda rondándome
hace tiempo
y hace pausas y hace gárgaras el tiempo.

Mi higado de esponja empapado en olvido,
el corazón apretado en esta caja de cofre
que froté bajo el agua de lluvias y tormentas.
Este pechito blanco de enormes mostachones
estas rodillas tensas de pasos inciertos
errantes pies de siempre por calles y ventanas
y alguna que otra pérgola.

Yo también necesito un hombro nuevo
un altar de flores
un masaje de aceites y jazmines
un manojo de hierbas y provisiones
un vereda incierta que me lleve siempre
al sur.
Yo también necesito una alcoba despierta
soleada de lunes de martes y de luz
y un resto de semana de siempre
que tu vengas.

Mi tribu se fue yendo
y los demás se quedaron de traidores
contemplando tu ausencia.

6 comentarios:

DiscursoBravo dijo...

Siempre Trying, siempre a bit harder!

VICTOR VERGARA dijo...

Valiente esta generación que murió en el intento del cambio; pero nada fue valdío, entró aire fresco para no cerrarse jamás.
Aunque me temo que hoy hay mucho ideario de llegar a ser celebrity o divinity o yo qué sé, el mundo fashion si fuera posible.
Grande Janis, cuanta energía, cuánta convicción...

Un saludo

Tomás Rivero dijo...

Siempre tratando de que todo fuera mucho más fácil. Siempre tratando de ser amada.

Tomás Rivero dijo...

Creo que la palabra "convicción" define muy bien a Janis y a aquellos increíbles años.

Un saludo, Victor.

VICTOR VERGARA dijo...

Habría tema para hablar varias tardes.
Sin ánimo de ensalzar ni denostar a nadie, puesto que sólo somos subproductos de la época que nos toque, en aquella generación creo que había mucho hijo de papá que no quería repetir la misma vida acomodatícia y ficticia de sus padres; y la revolución iba encaminada hacia donde la imaginación permitiera, centrandose sobre todo en la ruptura de moldes y en la libertad, y dejándo la economía totalmente al margen. Mientras que hoy, pienso, que se recorre el camino inverso: la mayoría desearía repetir la misma vida cómoda de sus padres (o más cómoda si fuera posible), la mayoría desearía ser funcionario del Estado, no se tienen muchas ganas de experimentos como en aquella época.
Creo que fue una bomba porque en aquel movimiento confluyeron filosofías orientales, Marx, existencialísmo, etc...y sobre todo la convicción de que el cambio era posible. Hoy hay demasiado desprestigio y desencanto de todo. No sé qué se puede encontrar hoy fuera aún del desencanto.

Un saludo.

Tomás Rivero dijo...

Yo siempre me pregunté si los desencantados alguna vez estuvieron encantados. Lo sigo haciendo. Me pregunto aún. Yo nunca estuve encantado: sabía a la perfección la traición que se cocía a mis espaldas. O a las vuestras.
Así que ha falta de encanto, sigo buscándolo desde hace 40 años.

Saludos, Victor.