jueves, 26 de julio de 2012

Óleos

Áridas manos gestionan los grumos,
la ambarina nata de los óxidos,
los que perduran sólidos,
la amalgama de las azules soldaduras
que dan cuerpo a la ciudad,
a su armadura de acero y cristal,
a la compacta locura de hormigón armado
que es el hombre,
su obra de metal, su óleo.
Áridas manos componen poemas
gestionan el otro oxigeno
el que resguarece el agua
bajo su plata vegetal.
Áridas manos besan libros,
moldean hierros como letras,
maderas como páginas,
tinturas como empeños,
pinceladas exactas:
la expresión muda de los espejos.



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