lunes, 20 de febrero de 2012

Las estatuas

El maniquí vestido de novia
pasó la noche llorando.
Otros transeúntes paseaban
sus derrotas en silencio
por plazas solitarias.
Los que fuisteis perseguidos sabéis
que al final de las caricias
como al final de todas las historias
el mundo se deshace como cartón mojado
por eso los cuerpos rehacen su grotesca figura
alzándose en estatuas permanentemente frágiles.
Y cuando la asunción de soledad
se hizo vicio en mí
acudí solitario a un paisaje anónimo
que fuera como yo un lugar vacío.

Eternamente paseo entre ellas.
Su mirada fría de felicidad.

2 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Caótico y apocalíptico ese mundo que se deshace y engendra cuerpos con grotesca figura... Una durísima y cruda exploración.

Más bessos.

TOMÁS RIVERO dijo...

G. de Chirico, sobrevolando las plazas, la soledad del hombre.

Eternamente paseo entre ellas.
Su mirada fría de felicidad
alienta mis pasos.

Besos, Paloma.