Toda la tierra se cubrió de agua
y el hombre comprendió
que su sino era ser pez.
Toda la tierra se cubrió de árboles
y él comprendió que debía trepar, mono.
Toda la tierra fue arena
y el hombre echó alas,
se hizo pájaro.
Pez, mono, pájaro.
Condenado eternamente a existir,
a permanecer,
aquel ser se dijo que debió ser hueso
bajo el barro,
el fósil jamás desenterrado.
Que no supieran nunca de él.
Ahora profanado existe,
bífida serpiente arrastrándose.