sábado, 10 de diciembre de 2011

Tinta

Demóstenes orador de la Grecia clásica
no se ahogó con los guijarros que usaba
para superar su tartamudez
ni corriendo por la playa frente al mar embravecido.
Elocuente se envenenó
bebiendo la tinta con la que escribía
que era la metafísica de las palabras
el origen de los nombres
la causa de las cosas
habitando su carne.

Misterio

No has de tomarme como se toma un tren en marcha, dijo ella. Ten calma. Bésamelo primero. Puedes tocar, mi vida, que yo te dejo. Ahí, ahí primero. Despacio amor, despacio. Yo me dejo tocar siempre por ti, pero si quieres penetrar en mis secretos, eso sí, debes tomarme como se toma un tren en marcha.

mutus liber