martes, 6 de diciembre de 2011

Caricias

Ese hombre que ahora se repara ante el espejo,
al instante siguiente se resquebraja en el azogue.
Su mano nerviosa aparta del cristal
una húmeda y sedosa nube
que dejó una pátina de vaho
en su extrañada mirada.
Ese hombre empieza a preguntarse
quién habita en las espaldas desiertas
de la plata derretida del espejo
y que desde su cálida mirada
ha comenzado a acariciarle.

INDECISIÓN


Conil: atardecer de bragas y camisas

A Tempero. Esta atemperada Habana a oscuras

El beso / El de Marcela

Que le diera un beso no fue suficiente.
Ella quiso un beso con uves de aves
de voa más sedienta que un oasis.
Y él no tenía voca para vesarla
màs allá de sus islas.