martes, 11 de octubre de 2011

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A Juan Quintana desde la distancia.

  
Arriba y abajo siguiendo mis pasos
o pisando mis huellas
calcé definitivamente
el pie que me acompaña
e hice mi obra con altiva paciencia
rastreando cual apache
los cascos heráldicos de kafka
por ejemplo
u otros por ejemplos
como de rokha y más,
alguno más llegó hasta mi cuerpo
que respiró la libertad con agallas de anfibio.

Y soporté hermético y soberbio
el poema caído en medio de mi frente,
que doblegado, abatido, impávido
gravitó dulce y amargo,
fue reptando como una serpentina animal,
como una hiedra eterna y duradera
por todas mis tripas y mis hernias,
fue dejando zarpazos de una gravedad
próxima al herido de guerra y su dolor hospitalario.

El poema felino, con enérgico vigor, me ha sometido
durante años. Obligado a pergeñar las heridas a los versos
o la letra a la palabra, he ido atando con hilos de sangre
el amor o la vida, el odio o la muerte,
añadiendo cabo al cabo, zurciendo y repasando
o corrigiendo sus afilados bordes,
así hasta vencerle un poco,
el poco de los genios o de los elfos o de los magos,
la brizna
del que somete a esclavo el remiendo literal,
a plancha el patrón tipográfico,
a magistral borrador elegías y loas.

Virginidad



















Desayuno


Zumo de naranjas
la profundidad lubricante y ácida
de tu exacta línea vertical
y el silencio líquido de despertar
dentro de ti.


DOS POEMAS DE BUENAS NOCHES.

1


INNUMERABLE BATALLA


Poner en tu boca la saliva de un beso
es el acto
más sublime del hecho de beber
eres así
de esta forma
el río que me cruza
yo la tierra a la que perteneces
el bosque al que me dirijo
la lluvia que me golpea
yo la tormenta que se avecina
eres de mis urgencias
las transparencias de las selvas
porque somos dos perfectos animales
deseados
que el hombre no controla.


2


MOLÉCULAS


Viven sin embargo en la oscuridad
dibujan lucecitas aquí y allá
son andarinas luciérnagas
fumigan el espacio que ocupan
de nostálgicas ilusiones
y entre todas inventan la noche
cuelgan retazos de sombras
desde los bosques hasta los arroyos
y al pie de cada montaña
escriben con nieve
poemas que la lluvia borra
son las moléculas del beso
que nos duermen abrazados.