miércoles, 14 de septiembre de 2011

El hombre ánimo

Y el hombre
junto al fuego
en su cueva posible
se enfrenta a las grietas de su carne
sabe que quemarse es amar
en amargo silencio
legalizando su pecho de argonauta
formándose
tornando su dolor en legendaria causa
en futuras crisis personales
que jamás serán resueltas con coraje.

Al compás de mariposas
o pájaros insectos voladores
otras aves
en la desnudez de los siglos
se balancea al borde del abismo
y llora
sobrevuela los altos edificios
rascacielos construidos
tras un millón de años de historia
sin respuestas
enfrentado a las fisuras de su cuero legítimo
de su cueva íntima
de su soledad catastrófica
de su desnudez de espanto y temor.

Y es perseguido
por seres de su especie
por congéneres con los que no congenia
y acosado
el hombre virgen sufre la afrenta
asume el golpe dado en el lóbulo
superior izquierdo de su hígado
y va esgrimiendo paciencia
sobre todo a partir de algunos coágulos
escupidos con asco y con amor.
  
Habita en zonas cada vez más inhóspitas
se va curtiendo dando lustre
a base de cremas
o potingues ciertamente cicatrizantes
(para las heridas del alma inventa
la oración)
se pone moreno o bronce
y finge que ama y que le aman.
Procrea. Se limita o se controla.
Va pudiéndose.
Atado o maniatado según las clases
genera reinos nuevos
pone estigmas y banderas
va asentándose en metros cuadrados
de soberbia.
Hace historia.
Se trasciende. Va buscándose.
Y se encuentra y se descubre
va perdiéndose.
Se hace responsable o genio
inventa cosas genuinas:
un trono un país una quimera
un sueño una aventura
los últimos avances tecnológicos.
Un estado una orden un mes de vacaciones
locomotoras
cohetes a la luna u otros lugares
de ensueño
inventa cosas que no usa. Se proyecta.
  
Vivo frente a un bosque inventado por el hombre
han puesto mi origen de mono primate gorila
tal vez chimpancé
a prueba
y me veo en la obligación de llorar de melancolía
incapaz de subir a sus ramas
perderme en las frondosas copas
y fornicar con mi mona favorita.
Vivo frente a un bosque inventado por el hombre
contemplo su grandeza ( la del hombre me es indiferente)
y paseo cada noche por él
conozco sus nidos
el nombre de todas sus flores
las heridas de sus ramas la poda de sus dueños
y casi nadie sabe que vivo frente a un bosque
inventado por el hombre y por mis ojos
que lo miran transcurrir
crecer
desnudarse en otoño o vestirse en primavera
llorar en invierno reír en verano
sobresalir por sobre altos muros
y edificios de viviendas.

Vivo frente a un bosque
alimentado por mis tristezas.


Secuenciados-adas /

























Epíteto

Coridón o esmeril pedernal
la chaira recorre los filos de la carne
magulla y gorgorea
hacia la oreja enfila la aguda punta
a escasos centímetros
quiebra
brevemente merodea
luego acaba hiriendo
donde la sangre brota con un gemido
proveniente de esa zona de la garganta
hecha cuna un instante
hecha cueva de oscuros y silenciosos pasillos
habitáculo donde mora el vital veneno.
Y muere misteriosamente.