jueves, 14 de julio de 2011

Yo era un hombre sordo

Yo era un hombre sordo
un indio sin pradera.
Un torvo asunto del desorden,
un chico de barrio desclasado y torpe.
Yo era un poeta enamorado
un peligro público
que desde los balcones
arrojaba versos y camisas.
Era un obrero del oeste
que miraba al sur
que buscaba desde las altas grúas 
el sur.

PLANO



Yo el diferente como jamás hubo otro
el desigual y el deseado
casi único
yo el pobre hombre de ruedas melancólicas
que giran en el alma torbellino que no tengo
evocador de pinceles y de óleos
que pintan en el lienzo de mi corazón
tu ausencia: el perfil de los locos
o los ecos de esa palabra triste.

Yo el ansiado de ojos verdes y azules
de piel de cristal
de cielo y temple
pintura de Kokoschka
marea alta entre tu recogido pelo
un bote a la deriva
un mensaje en la botella
que rueda sin remite
por la mar de nadie.

Yo dibujo el agua
escribo sobre ella
siento esta brisa de la mar
y extraño aquella equis de la escuela
cuando juntaba la s y la c
y creo que fui feliz jugando al amor contigo.
Diversas sombras cruzan mi memoria
aún adolescente
vuelvo a dibujar con el humo
y en un trazo largo
de pincel encendido
apago el cigarro
y sorbo del café
el final.