Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
jueves, 19 de mayo de 2011
Conil II
Bajó la marea y murió el pez que trajo estas lágrimas
su mirada de vidrio y arena
cayó barro de una nube y aceite de unas alas
y el cielo de tejas blancas se hizo infinitamente verde
para que tú y yo pudiéramos perdernos en la selva del agua
errantes tres largos días
tres veces icé la bandera tres veces hice contigo lo que
tú querías tres veces pasé mi lengua mortal por tu seno inmortal
tres veces negué que yo fuera a caer herido por el tigre mortal
que agazapado espera en tus praderas
tres veces me rendí y tres veces
tres veces me rendí y tres veces
subí a las alcobas altas de tus ojos para que en ellas
vieras mi dolor tres veces tres veces amor y también canté
tres veces para que tú supieras donde estaba si perderme fuera
huido de ti amor tres veces tres veces caí muerto
tres veces me enterré en ti y en una noche
de muerte y sonido de campanas tres veces resucité por ti amor
también por ti tres veces te busqué y me fui
a este lugar desde el que ahora
miro la playa el horizonte es agua de mar
amor y unas gaviotas lastimosamente
se han acercado a mirar qué me sucede
picotean mis mejillas y se van
se han acercado a mirar qué me sucede
picotean mis mejillas y se van
como tú amor como las olas como esa estrella fugaz
que ahora mismo se ha hundido en el mar tres veces
perdóname tres veces.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)