miércoles, 11 de mayo de 2011

hombre mío

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hombre mío en rechazo y observación, vecino
en cuyo cuello enorme sube y baja,
al natural, sin hilo, mi esperanza…
-César Vallejo-


Que estrecho soy de aquí ahora que me agacho
que corto soy de allá ahora que me estiro
pero cuanto amo al hombre ahora que lo pienso
aún a pesar de la distancia
que me produce su ausencia
se dijo el predicador del desierto
mientras daba de comer a los tigres.
Se ha vuelto anémico el semen fértil
forzado a modelar una forma
un perfil entre los espinos grises
y triste el grito que en el páramo clama
un soberbio ejemplar pletórico
de ácida eyaculación profusa
que arrastrándose hasta la fosa
ansia preñar a la receptiva fiera
postrada y sometida
cautivada por el pecho brillante
de cobre virgen sudando aceros
e inclinada y dócil ante la fálica roca.



Árbol


Un árbol que no tenga esa piedra próxima a la muerte
donde el aire se confunde con la llama
su fuego de hojas nos invade
Un árbol como un agua muda:
su rumor de hojas no será de papeles
Dirás que el agua dirás que el ultimo poema sirvió
para aliviarte de mí de ti
Yo siempre casi eterno y tú me miras
y no dejo de preguntarme si alguna vez
estuvo la salvación en la página diez
si la falta de recuerdos no fue
un gesto altivo de la memoria tal vez en exceso generosa
y el bosque y el árbol la rutina que no deja
que vea en tus ojos el vuelo de las aves.








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