domingo, 13 de noviembre de 2011

Zócalo azul

Sobre el tapete de hilo hecho de azúcar
se fue depositando una sombra
que surgió de la penumbra
se cubrió la mesa de un polvo amargo
y el tiempo no sabiendo contar las horas
los meses o los años
se fue aburriendo en el zócalo azul
de la fría sala
muriendo de pena
a la llegada de la noche.

Y desde entonces una voz bronca y oscura
reina con el poder de la obsesión
en la soledad hermética de las cosas.



4 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Sabes encontrarme el clítoris poético sentimental y hacerme llorar. Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Loli, Yo he escrito el poema, pero no había clítoris. No llores: úsalo.

Un beso.

Anónimo dijo...

Me quedo con los versos finales.

Un placer pasar por aquí.

Un abrazo.

Tomás Rivero dijo...

Cielo, bienvenido a este humilde blog con pretensiones poéticas.

Un abrazo para ti también.