mis poemas hablaran por mí de una juventud
distinta y difícil.
También de una belleza que fue observada
desde la tierra
y con una mano dudando
acariciada.
Cuando sea viejo y ya tenga
la mirada cansada,
una ruina en la lengua,
de un miedo que no supo nadie
te hablaran sin interés viejos poemas.
Llorando, apiadándose de ti. De mí.
De lo que nosotros nunca pudimos.
Espérame dudando.
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