lunes, 25 de abril de 2011

Acacias rosas

Aquí brotan alas,
de pronto se abren pétalos,
allí nevadas soluciones.
En medio de la noche
la voz de un hombre que llama,
la lechuza se defiende con su llanto:
un gemido viscoso deslizándose.
Reposar en tu vientre
tiene el sabor de flores amarillas
cortadas bajo la fría escarcha del invierno.
Llevo años soñando con un paisaje distinto.
En mis manos los nidos cobran vida:
se vuelven hormigas y semillas.
Sigo los pasos de naves distintas,
algunas varadas en arenas rojas
de un planeta que sueño entre lágrimas.
Aunque viva perdido
en el laberinto escondo
alimentos variados, sustento,
los víveres precisos para seguir buscando
caminos invisibles en la errática noche.
Bajo las acacias acaricié la luz
y la cal
los secretos y el silencio
de todos aquellos cuerpos
que antes de ser sangre
fueron míos.


4 comentarios:

@jorjowski dijo...

a falta de acacias rosas buenas son bugambillas. ya puedo tutearte poeta sin Don, pero con don.

Tomás Rivero dijo...

No se parecen. Pero sí, buenas son las bugambillas.

Sin Don Jorge, sin Don. No uso con don.

Laiseca Estévez dijo...

¡Qué primavera más hermosa!
Y que final...
(de todos aquellos cuerpos
que antes de ser sangre fueron míos) GUAU...
saludos tomas.

Tomás Rivero dijo...

Laiseca, la verdad es que hace una primavera un tanto "exagerá" este año, será el clima más suave Gracias por tus palabras. La sangre savia, néctar para alimentar a mariposas que antes fueron crisálidas.
Por cierto, Estévez era el apellido de mi bisabuela Irene.
Un besito.