miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuerpo



Como tu ropa quitándose
el cuerpo que soporta,
así la ciudad sin ti
reúne habitaciones
dónde a solas comprendes
que hay otras ropas
deslizándose tenues
hasta armarios hasta perchas
de abrazos inhumanos.
A solas no eres otra.
A solas permaneces.
Y hay un rito en los grifos
que gotean la noche.

4 comentarios:

Manolo Jiménez dijo...

Cuando se puede saber que una persona a solas sigue siendo de una manera determinada... se sabe mucho de ella.

Abrazos.

Tomás Rivero dijo...

A veces no es bueno saber tanto de un persona.

Más pasa una cosa. En el poema casi nunca existen esas personas. Son deseos de que así sea.
Ya sabes Manolo que los poetas somos unos mentirosos.
Más pasa otra cosa. Que a veces aparecen personas que se parecen a aquel poema. Y uno se pregunta: ¿Por qué la inventé? Si yo tan sólo quería mentir.

Pasan más cosas. Pero hay unos cuantos misterios que nunca se deben desvelar. Ya que eso nos llevaría a descubrir, bajo mil velos, que los poetas nunca mienten.

Abrazos compañero.

Angeles dijo...

Te salió bello este poema,
desgarrado y bello,
con la belleza turbadora
de esas magnolias que quería enviarte,
pero no me deja el blog...o no sé.

"... los mejores libros... fueron aquellos que... sus páginas no venían a ilustrarnos como escolares sino a cortejarnos como amantes.

... la cultura y el amor turbadores e importantes solo se encuentran en los sujetos y sus obras que no llegamos a poseer del todo.

... o esa estética que ... no trata de decirnos algo concreto ... sino algo incierto, la luz baldía del pensamiento demediado y en cuyas fisuras anida la lucidez del secreto.

... Todos los libros, todos los cuadros, todas las arquitecturas, todas las músicas (y yo añadiría todos los sujetos, todos los objetos) cuyos intervalos se revelan explícitos dejan de ser milagros."

"Poesía para ser Dios" Vicente Verdú
EL PAÍS, jueves 10 de marzo de 2011

Tomás Rivero dijo...

Ángeles he leído el artículo de Verdú. Muy bueno.
Y gracias.